Image
Header
Image
Tierra

El carbón como fuente energética en Chile

Tanto a nivel mundial como nacional, el uso del carbón como fuente de energía ha experimentado un significativo retroceso. En Chile, en la década de 1990, se cerraron los últimos piques de las grandes explotaciones carboníferas.

Image
Chiflon del diablo

 

Auge y decadencia de la producción de carbón en Chile

Desde la época de la Colonia se conocía la existencia del carbón de mina en Chile, pero las primeras explotaciones se realizaron a mediados del siglo XIX en las cercanías de Concepción y Arauco, y luego en Magallanes y Valdivia.

La explotación a gran escala en Chile se inició en el siglo XIX, en el área que hoy corresponde a la Región del Biobío. Grandes empresarios, como Matías Cousiño y Federico Schwager, impulsaron la producción en los yacimientos de Lota y Schwager, respectivamente. Estos yacimientos tienen la particularidad de que sus galerías se extendieron hacia sectores bajo los fondos marinos, con profundidades que alcanzaron 400 y hasta 800 metros bajo el nivel del mar. Los mantos carboníferos de esta zona son de hulla, que tiene un mejor poder calórico que el lignito de Magallanes.

El carbón nacional abastecía al país, incluyendo a importantes empresas como ferrocarriles, la siderurgia de Huachipato y la minería. Tuvo también relevancia internacional, ya que proporcionaba combustible a los barcos que navegaban las rutas entre el Pacífico y Atlántico, obligados a pasar por el estrecho de Magallanes o por el cabo de Hornos. Habiendo sido Chile un punto de abastecimiento, la apertura del canal de Panamá, después de la I Guerra Mundial, puso fin a este importante rol.

A mediados del siglo XX, el paulatino reemplazo del carbón por el petróleo dio paso al progresivo ocaso de las explotaciones carboníferas, hasta que en la década de 1990 se cerraron los últimos piques de los grandes yacimientos. El carbón significó para la época una relevante fuente de trabajo para el Biobío, región que lideraba la producción nacional. El cierre de los yacimientos planteó un serio problema laboral y social.

Actualmente se mantienen algunas explotaciones, como en Curanilahue en la Región del Biobío, pero alrededor de un 80% de la producción carbonífera corresponde a la Región de Magallanes, en la isla Riesco y en el yacimiento de Pecket.

Centrales termoeléctricas a carbón

Las primeras instalaciones para dotar de electricidad al país datan de 1883, cuando se alumbró por este medio la Plaza de Armas de Santiago y algunos sectores a su alrededor. Desde los primeros planes de electrificación, iniciados a principios del siglo XX, se incluyó el carbón como combustible y en especial en algunas centrales privadas de la minería. Pero pronto entró en escena el petróleo, y ya en la década de 1930 se iniciaron los estudios para aprovechar masivamente los recursos hídricos en la generación eléctrica; todo ello fue desplazando al carbón como combustible principal.

En la actualidad, la electricidad en el país es generada mayoritariamente por centrales termoeléctricas, las que utilizan tanto carbón, como gas natural, biomasa y derivados del petróleo. Sin embargo, dentro del total de estas centrales, solo algunas utilizan carbón como combustible exclusivo. Ellas pertenecen mayoritariamente al Sistema Interconectado Norte Grande (SING), representando alrededor de un 50% de la potencia instalada de este sistema.

La energía eléctrica abastecida por el Sistema Interconectado Central (SIC) abarca gran parte del país, desde Taltal en la región de Antofagasta hasta Chiloé en la Región de Los Lagos. A pesar de que el conjunto de sus centrales tiene una potencia instalada mucho mayor que el SING, el uso del carbón representa solo alrededor de un 10% de este sistema. Las regiones de Aisén y Magallanes, que tienen un abastecimiento independiente del SIC, al igual que Isla de Pascua, no utilizan carbón en sus centrales.

Entre las instalaciones de mayor potencia instalada que utilizan solo carbón, se cuentan Angamos y Norgener, ambas en la Región de Antofagasta; Tocopilla y Mejillones tienen algunas de sus unidades a carbón, las que representan una potencia instalada relevante. Todas ellas pertenecen al SING. De las centrales más importantes incluidas en el SIC, están Guacolda, en la Región de Atacama, que es mixta (utiliza carbón y petróleo), Ventanas, en la Región de Valparaíso, y Bocamina, en la Región del Biobío.

 

La turba

Corresponde a una de las primeras etapas de la formación del carbón. Chile tiene abundantes turberas en la Patagonia, debido al clima lluvioso y frío que produce zonas pantanosas e inhibe la descomposición de la materia orgánica. Por esta razón, la vegetación de musgos va creciendo sobre la materia en estado de descomposición hasta dejarla cubierta totalmente, permitiendo la acción de las bacterias anaeróbicas que terminan el proceso. En el sur se explota el musgo Sphagnum magellanicum para la agricultura y jardinería, porque es un sustrato que retiene la humedad y los nutrientes, y en él no proliferan las bacterias. El peligro está en la sobreexplotación de esta especie vegetal.

 

Hasta la primera mitad del siglo XX, en Chile el carbón mineral era usado intensamente en calefacción. Era común ver en las ciudades camiones cargados con sacos ennegrecidos, que iban repartiendo a edificios, fábricas y casas, los que alimentaban calderas de variados tamaños, que expulsaban un humo negro y denso por chimeneas. Más tarde fue reemplazado por el petróleo y sus derivados.

Una muestra del auge de la explotación del carbón en el pasado, es el pique Chiflón del Diablo. Hoy es un lugar turístico, donde los propios mineros del lugar guían a las visitas por las galerías subterráneas, de las cuales muchos kilómetros están bajo los fondos marinos.

Otro testigo de ese próspero pasado es el parque de la familia Cousiño en Lota, destino obligado para los visitantes del área. También se conserva el Palacio Cousiño en Santiago, que estaba rodeado del hoy conocido como Parque O’Higgins.